Día 1 (4 de agosto): Bienvenidos a Picos de Europa
Es el primer día y quedamos todos en Cangas de Onís, a las puertas de Picos de Europa, lugar idóneo para comenzar este voluntariado. Paseamos por la ciudad hasta el famoso puente romano que hay a la entrada de esta y luego vamos hasta Casa Dago, el centro de Recepción de visitantes del Parque Nacional Picos de Europa, dónde primero Mónica y Mikel, guiándose de la maqueta del Parque Nacional, nos comentan en qué consiste el voluntariado y qué vamos a hacer los próximos días. Después Begoña Almeida, de la Fundación Oso Pardo, nos habla sobre los osos y cómo reaccionar si nos cruzamos con alguno, ya que este animal se encuentra en la vertiente leonesa de Picos, y nunca se sabe, siempre es mejor estar preparados… Tras esta charla, Tony, el técnico de Casa Dago, nos cuenta la historia del Parque Nacional de Picos de Europa, el primero de España, en 1918, aunque antes se llamaba Parque Nacional de la Montaña de Covadonga y en 1995 se amplía a todo Picos. Por último, nos trasladamos a Poo de Llanes donde nos hospedaremos los primeros días, ¡al lado de la costa!
Día 2 (5 de agosto): El naranjo de Bulnes y nuestro primer muestreo
El segundo día nos levantamos con muchas ganas ya que nos tocaba hacer nuestro primer muestreo en el río Duje. Nos montamos en la furgo y después de unas cuantas curvas llegamos al punto situado al lado del Funicular que sube a Bulnes desde Poncebos.
Durante la mañana aprendemos cómo se realiza el muestreo, dividiendo las diferentes tareas y viendo los distintos macroinvertebrados que aparecen. Acabamos sobre la hora de comer y compramos unos bocatas en un bar cercano antes de empezar la subida hacia Bulnes. El camino es duro debido al desnivel, al calor y al hambre que tenemos. Hubo que parar varias veces para descansar, pero mereció muchísimo la pena ya que las vistas son increíbles durante todo el recorrido. Por fin llegamos arriba, a Bulnes, donde rellenamos las cantimploras y comemos en un campito al lado del pueblo. Tras descansar un rato, damos una vuelta por el pueblo y nos encontramos con un grupo de gaiteros que nos regalan un pequeño concierto. Seguimos recorriendo las calles y llegamos hasta un mirador donde la vista al Naranjo de Bulnes, o como dicen los asturianos, el Picu Urriellu, es impresionante.
Después, decidimos emprender el camino de vuelta, que nos resulta muchísimo más fácil que el de ida, ya que es todo cuesta abajo y no hace tanto calor. A mitad de camino nos encontramos unas cabras a las que al parecer les caímos especialmente bien porque no nos dejaban ir y nos persiguen durante un buen rato hasta que ven que no les damos comida. Una vez llegamos abajo, nos montamos en la furgo para volver al albergue donde aprendemos el procedimiento para desinfectar todo el material que hemos utilizado y terminado esto, damos el día por concluido.
Día 3 (6 de agosto): El admirable Quebrantahuesos
El tercer día comienza dando un bonito paseo por un sendero que nos lleva por la costa de Llanes y disfrutando del precioso Mar Cantábrico, después visitamos el Centro ‘Las Montañas del Quebrantahuesos’ en Benia de Onís, donde aprendemos sobre la biología del admirable Quebrantahuesos, Gypaetus barbatus, y la gran labor de conservación que han llevado a cabo en Picos de Europa con esta especie. Nos explican cómo se va girando el huevo en la incubadora, la forma tan curiosa con la que alimentan a los pollos en cautividad, ¡mediante una marioneta idéntica a un adulto!, cómo se realiza el hacking y el seguimiento que se hace a cada individuo tras marcarlo.
Siguiendo con nuestro día, hacemos una parada en Sotres, un pueblo con mucho encanto, llegamos hasta un mirador con unas vistas espectaculares de los Picos y mientras disfrutamos de ellas tomamos nuestro picnic.
Tras el almuerzo toca ponerse manos a la obra y muestrear dos tramos del río Duje, en el tramo más alto cruzamos el río para llegar a una zona más abierta en la que poder comenzar con los análisis químicos del agua, las medidas del caudal y el muestreo de macroinvertebrados, la parte más guay, ver qué tipo de bichitos se esconden entre el musgo y las piedras, ¡es emocionante!
Para acabar la jornada, visitamos los acantilados en la playa de Troenzo, un espectáculo de olas rompiendo contra las rocas creando dibujos de espuma en el aire.
Día 4 (7 de agosto): El Chorco de los Lobos
Hoy toca madrugar, pero las actividades programadas para el día nos hacen levantarnos con una sonrisa. Toca despedirse del hostal de Poo de Llanes donde nos hemos alojado, de sus cenas con abundante y siempre presente pasta y del aroma salino de la costa del Mar Cantábrico, de la que nos despedimos también con la pena de no habernos dado un chapuzón en sus frías aguas. Otra vez será…
Tras jugar al tetris metiendo todo el material y equipaje en la furgoneta, nos ponemos en marcha a nuestro próximo destino, Cordiñanes de Valdeón, en la parte leonesa de los Picos de Europa, donde nos alojaremos el resto de días del voluntariado.
Después de un buen rato sorteando las curvas de las carreteras de montaña, amenizados por buena música y con alguna que otra cabezada, llegamos al punto de reunión con Alicia, guía del Parque Nacional, con la que hemos quedado para hacer la ruta interpretada del Chorco de los Lobos. Al bajarnos del coche nos sorprende el frío montano, con tan solo 8 ºC, lo que nos anima a comenzar a caminar.
Con Alicia aprenderemos muchos aspectos de la cultura del valle, de usos de las plantas, de la vida tradicional de sus antiguos habitantes y, poco a poco, todo lo que nos cuenta irá uniéndose en una historia de persecución, de subsistencia, en un territorio en el que lobo y ser humano han tenido una relación inmemorial de amor-odio. Una historia en la que el valle entero se organizaba para, tras el avistamiento de un lobo, comenzar una persecución que, ayudada por la difícil orografía del terreno, terminaría con la captura y muerte de algún ejemplar. Una historia que nos invita a reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo y a encontrar maneras de mejorar nuestra coexistencia con el entorno y con el resto de criaturas que tan merecido tienen vivir en él.
Tras la ruta reposaremos en el albergue El Tombo, en Cordiñanes. El enclave es de una belleza y tranquilidad difícil de describir. Un pueblo resguardado entre enormes paredones calizos, donde aún caminan tranquilas las gallinas por las calles y es posible refrescarse con las frías aguas que bajan a la fuente desde el Macizo Central de los Picos.
Después del merecido descanso nos ponemos a la tarea de muestrear el río Cares. Ataviados con vadeadores y demás instrumental, seguiremos en busca de nuestros queridos plecópteros, tricópteros, efímeras y otros misteriosos seres, animados al ver como poco a poco nos vamos familiarizando con los muestreos, el material y con los invertebrados que van apareciendo.
Día 5 (8 de agosto): Ruta del Cares desde Caín, Muestreos en el Sella y el Cares.
Hoy nos ponemos en marcha rumbo a Caín, un pueblo del valle de Valdeón desde el que se hace la conocida ruta del Cares. Comenzamos temprano, lo que nos hará disfrutar del frescor de la mañana y de ser de los primeros caminantes del día.
Las primeras impresiones de la ruta son de asombro por el paisaje tan abrupto que ha conseguido labrar el río Cares. Asombro también por el trabajo humano de perfilar el estrecho camino que recorre el valle, por los túneles excavados en la roca, por las bellas aguas del río y la escala de peces que mejorará su conectividad ecológica.
Y una vez más, las cabras harán acto de aparición. Ya nos vamos familiarizando con su amigable y descarada personalidad.
Al discurrir el camino por la parte baja del valle, el sol no nos calentará hasta bien entrada la mañana, lo cual se agradece. Decidimos regresar a pocos kilómetros de la llegada a Poncebos, pues tenemos que seguir con los muestreos en los ríos. Hoy toca muestrear el Sella y terminar con el Cares.
Los caminos de acceso a los puntos de muestreo en los ríos suelen estar poblados de zarzas y ortigas, pero siempre terminamos encontrando un modo de llegar. ¡Todo por la ciencia! Cierto es que luego se agradece pasar tiempo junto al río.
Ya de vuelta en el pueblo, nos espera la habitual práctica de desinfectar el material para poder usarlo al día siguiente sin riesgo de poner en peligro la vida acuática.
Y para terminar el día, una deliciosa cena en el albergue.
Día 6 (9 de agosto): Los lagos de Covadonga
En el día de hoy nos trasladamos al municipio de Oseja de Sajambre, también en León, aquí estaremos en el Centro de visitantes ‘La Fonseya’, inaugurado en el año 2020, en esta ocasión nos recibe Darío, quién nos hace una ruta por el centro mientras nos explica la exposición que pone en valor la tradición de la comarca de Sajambre, su relación con el entorno natural, su gestión del territorio y otros valores culturales como la toponimia.
Después paramos por el río Sella a muestrear, metiéndonos entre los helechos hasta llegar al río, a la altura de un puente desde el que se ve parte del valle por el que discurre el Sella, aquí es donde hacemos el muestreo. Una vez hecho el muestro nuestro plan para esta tarde es ir a los Lagos de Covadonga, así que nos montamos en la furgo y allá que vamos. En el trayecto paramos a comer en un restaurante comida típica asturiana, contundente, como no puede ser de otra forma en Asturias, algunos probamos por primera vez el famoso cachopo, teníamos que coger fuerzas si queríamos hacer rutas por los Lagos de Covadonga.
Llegamos primero a Covadonga y esperando a que bajara un poco el sol y el calor aprovechamos para entrar en la Basílica de Santa María la Real de Covadonga, ver la estatua de Pelayo y visitar la Santa cueva de Covadonga. Ahora sí, subimos a los lagos y nada más llegar desde el coche se puede observar el lago Enol. En cuanto nos ponemos a andar contemplamos las vistas de todo Picos de Europa, desde aquí son espectaculares, y rodeados de vacas pastando libremente por los prados, convierte esto en una escena muy bucólica. Seguimos paseando y nos acercamos a los lagos Ercina y Enol, la temperatura era perfecta, disfrutamos un rato más del paisaje y ya nos decidimos a volver para que no se nos hiciera muy tarde a la vuelta.
Día 7 (10 de agosto): Último día de muestreo, nos vamos a Cantabria
Hoy toca visitar la zona cantábrica de Picos de Europa para muestrear el río Deva, pero antes de eso nos da tiempo por la mañana a volver a Oseja de Sajambre, donde, Darío, quien nos atendió el día anterior en el centro de visitantes ‘La Fonseya’, nos va a hacer una ruta de líquenes por el bosque, dado que él es un experto micólogo, nos enseña más acerca de esta curiosa simbiosis entre alga y hongo, organismos bioindicadores de la calidad del aire, y nos explica cómo se muestrea la biodiversidad liquénica en los árboles, ¡muy interesante! Ahora sí, a media mañana, partimos hacia Cantabria, a la comarca de Liébana, subiendo y bajando altos puertos de montaña, para la hora de comer ya estamos en Fuente Dé, cerca del primer punto de muestreo en el río Deva. Mientras estamos comiendo y viendo cómo el teleférico sube hasta el mirador de El Cable, divisamos en el cielo la silueta de lo que parecen ser alimoches,Neophron percnopterus, y, efectivamente, todos equipados con nuestros prismáticos conseguimos ver a estas increíbles rapaces de plumaje tan característico sobrevolar cerca del mirador junto a una bandada de buitres leonados.
Tras esto, una vez ya alimentados, con las pilas recargadas y con la experiencia adquirida en los muestreos de los días previos, los últimos dos muestreos en el río Deva resultan pan comido, los hacemos con algo de pena porque sabemos que esto ya se acaba, pero contentos por el trabajo hecho y por cómo el grupo nos hemos entendido tan bien. Una vez de vuelta, descargamos el material y lo desinfectamos, nos reunimos para la cena y después nos juntamos para ir hasta el mirador de El Tombo a ver si desde allí conseguimos ver Las Perseidas, sobre estas fechas aún es algo pronto para verlas, pero, que suerte que nada más llegar vemos una estrella pasar y dejar una larga estela roja a su paso, todos en ese momentos nos quedamos asombrados, y es mirar un rato más y verlas pasar de vez en cuando, poder disfrutar de este espectáculo cósmico es el broche de oro para terminar este voluntariado.
Día 8 (11 de agosto): Despedidas
Último día y nos levantamos pronto, disfrutamos del último desayuno en el Tombo, con su rica mantequilla artesanal, y recogemos todo el material, preparamos nuestras maletas y cargamos todo en la furgoneta. Ahora sí, esta aventura en Picos de Europa ha terminado, dejamos a algunos compañeros en el camino y el resto nos despedimos en Madrid tras un largo viaje y con la sensación de que estos días de voluntariado han pasado volando.