Diario PN Sierra Nevada Junio 2025

Día 1 (19 de junio): Tomate bueno, la capital del jamón y toma de contacto con el muestreo

Hoy el equipo Alpujarreño empieza el día desayunando en la Finca los Llanos (Capileira), cogemos fuerzas y salimos en busca del primer punto de muestreo. Varias orquídeas dedaleras y rascaviejas más tarde, llegamos al TRE-2, en el río Trévelez, que nos recibe con un pequeño chaparrón (nada que consiga pararnos los pies). Hugo y Javi se estrenan con los macroinvertebrados junto con Vanesa, mientras el resto del equipo — Lucia al cuadrado, Rebeca, Sandra y Sergio — se ocupan de fisicoquímicos y caudal. Este ratito lo aprovechamos para integrar el arte del muestreo y para conocernos un poquito más.

Ya de vuelta en Trévelez nos esperan unos buenos platos aplujarreños, tomate aliñao y jamón para celebrar el éxito del muestreo, mientras Javi y Lucía secan sus jamones sudados y escaldados al aire.

Volvemos a Pampaneira no sin antes detener la ACAneta varias veces en el camino al grito pelao’ de Sergio de “PARA PARA, UN BICHO” (refiriendose a un pájaro), y logramos ver águila calzada y real.

En el pueblo nos encontramos con el Instagram de la época, los tinaos, y con una fuente que asegura bodorrio inmediato a quien beba de ella.

Paseando por sus calles, decidimos entrar a la tienda de chocolate de la Abuela Ili y al taller de jarapas, en el que Ana nos deja alucinadas poniendo en marcha el telar. Pasamos de entrar en la famosa tienda de caramelos porque comienza a hacerse tarde; una lástima, con lo apetecibles que sonaban los caramelos de jamón…

Ya de vuelta en la finca, toca lamaravillosa labor de desinfectar: que “empapen” bien de lejía los vadeadores (que nunca se secarán), las botas y algunos calcetines malolientes (por lo que sea). Pasamos un ratín en la piscina, pero unos truenos amenazan a lo lejos (o no tan lejos) y nos dicen que ya es hora de ir a cenar con nuestro amigo el camarero “Pelayo”, así que toca despedir el día de hoy. Mañana más pero no mejor, porque es imposible.

Día 2 (20 de junio):

Por la mañana nos levantamos algo antes de lo habitual porque Lola nos espera en el Jardín Botánico de la Hoya de Pedraza. Después de un largo trayecto con tremenda barrera acústica, nos recibe con su marcado acento y nos regala una clase magistral de mariposas. Aprendemos que a las mariposas les encantan los sobacos sudados. Genial, porque tenemos bastante de eso. El cielo despejado — por el que nadie daba un duro — ofrece unas espectaculares vistas al Veleta. Por la tarde nos desplazamos a Lanjarón, donde nos encontramos con Sara, emprendedora con ganas de montar un refugio de fauna. Marie Kondo se apodera de nosotrxs mientras la ayudamos a vaciar, limpiar y ordenar. También diseñamos casitas para tortugas que acabarán de montar las yayas del pueblo. Quién fuera yaya, porque es un planazo. Después del largo día, merecidísimas fiestas de Lanjarón. Algunxs hasta se animan con las sevillanas. Y luego furgoneta ultradinámica para llegar a cenar sobre la bocina. Duchita de vital importancia y a fundirse con la cama. A por el día de mañana.

Día 3 (21 de junio): La naturaleza de la Alpujarra.

Empezamos el día con un opimo desayuno en nuestro hotelazo para encaminarnos al primer y último punto de muestreo de alta montaña (sobre unos 2.500 m).

Ascendimos en furgo, mientras veíamos collalbas grises y alguna cabra, hasta que apreciamos que la vegetación se conformaba por pequeños arbustos rastreros y herbáceas adaptadas a tal altitud (incluso con algún endemismo como la estrella de las nieves) y bajamos para buscar a pie varias especies de ortópteros ibéricos, pero a pesar de andar un rato entre neveros y grandes lajas de pizarra, nos faltó por ver la joya de la corona (Baetica ustulatus).

Llegamos hasta el refugio del Poqueira y ya quedaba poco llegar hasta el punto de muestreo. En esta zona había bastante menos caudal que en otras ocasiones, aunque las vistas del Veleta y del Mulhacén eran impresionantes. Recogimos las muestra de macroinvertebrados acuáticos y analizamos las cualidades físico-químicas e hidromorfológicas del río Poqueira y volvimos al refugio a comer, acechados por una familia de cabritas. Acabando, empezó a tronar y decidimos huir con dinamismo hacia el siguiente punto de muestreo, no sin antes pasar a por el café protocolario en un bar de Capileira.

Fuimos rumbo al río Trevélez (día duro), aunque con temazos en la furgo. Una vez en el siguiente punto, realizamos el muestreo con la atención de algunos paisanos curiosos.

Tras acabar, cada vez con más celeridad, volvimos al hotel para la merecida cena, cortesía de Sergio (el jefe). Para acabar el tremendo día, celebramos el cumple de Lucía dando una vuelta por Capileira y conociendo la cultura y las costumbres de la Alpujarra.

Día 4 (22 de junio)

En el cuarto día, comenzamos nuestro corto viaje a los puntos del río Poqueira, cerca del alojamiento, a las 8:30

Comenzamos la ruta en la Central hidroeléctrica de La cebadilla, subiendo una vereda un poquito intensa, haciendo las paradas obligatorias para ver nuestras maripositas y otros insectos y claro, beber agua y RESPIRAR.

Llevamos justo en frente las Acequias de Poqueira, teniendo gran relevancia en la zona durante décadas.

El primer punto de muestreo de macroinvertebrados se nos hace divertido y complicado, ya que tenía bastante corriente, al contrario de los que hemos estado acostumbrados estos días, lo importante era no escurrirse mucho.

La bajada al POQ-3 se nos hace un poquito jodida, haciendo rappel a nuestra manera, buscando el billete de vuestra y con nuestras amigas las ortigas, aunque cualquier aventura es buena.

Por cierto, por fin se acaba la crema de sol de Sandra en su bote de champú un poco incómodo. Tenemos que decirle a Sergio que en su ausencia hemos visto un quebrantahu... ES BROMA, ojalá, pero hoy tampoco ha podido ser. Para acabar la tarde, nos hemos dado un chapuzón en la piscina (algunos una cabezadita) y un paseito por el pueblo.

Día 5 (23 de junio)

El día comenzó con la visita a las oficinas del Parque de Sierra Nevada en Pinos Genil donde aprendimos más sobre la historia natural y cultural del Parque, así como el funcionamiento de las acequias de careo gracias a Antonio. Descubrimos que 8 de casa 10 especies de plantas de los borreguiles creados a partir de las acequias son endémicas!

Después vimos la unión de los ríos Mairena y Genil en un paraje asombroso, pero el mirlo acuático no se dejó ver... Realizamos los muestreos fisicoquímicos y de macroinvertebrados y después comimos.

Tras la comida hicimos un tramo de la ruta más emblemática de Sierra Nevada: la Vereda de la Estrella. A pesar del calor, disfrutamos del camino entre escarpados paisajes viendo "Fox terriers" hasta el mítico Abuelo, un castaño centenario.

La cena se llenó de palabras bonitas e hicimos la evaluación del voluntariado. Por último, Sergio nos dio una charla sobre seguimiento de aves y nos plantó la semilla para realizar el Noctua. Esa misma noche vimos una luciérnaga preciosa!!!

Día 6 (24 de junio)

Nos hemos levantado sobre las 8 de la mañana para ir a desayunar y, después, ir a por nuestro último día de voluntariado. Tras prepararnos y montarnos en la furgoneta, hemos vuelto a pasar por la gasolinera, a recoger la factura que aún seguía sin estar preparada. Nos hemos fijado en la camisa de un hombre y nos hemos puesto a debatir sobre si era una camisa tie dye en color beige o si, por el contrario, la tenia igual de sucia que nuestros calcetines después de quitarnos los vadeadores. Finalmente, nos hemos dado cuenta de que la camisa tenía también unas florecillas blancas y que aquel hombre era mucho más moderno de lo que pensábamos (no estamos muy puestos en moda por lo visto).

Efectivamente, la factura seguía sin estar hecha asi que de la misma, y con el dinamismo de Vanesa al volante, pusimos rumbo a nuestra primera parada para que Sergio nos enseñase algunas de las aves que pueden encontrarse en la laguna de Padúl. Después de dar un pequeño paseo, vimos que no se podía acceder al observatorio asi que, con la ayuda de la guía de aves, Sergio nos estuvo explicando algunas de las especies que podíamos llegar a encontrar por allí (tuvimos la suerte de ver un aguilucho lagunero). Después volvimos a la furgo con la intención de acercarnos a una zona donde pudiesemos ver cernícalos primilla y sisones, pero teniendo en cuenta que con el viento que hacía casi aprendemos a volar, no pudimos llegar a ver nada.

A continuación, volvimos a montar en la furgoneta y fuimos a comer al albergue universitario de Hoya de la Mora, para después subir al Veleta. Una vez que tuvimos la tripa llena, cogimos la ACAneta y nos dispusimos realizar nuestra última actividad: llegar a la cima del Veleta. Durante el camino, pudimos cumplir uno de nuestros objetivos: ver, por fin, a nuestros queridos quebrantahuesos (había una pareja), aunque esto nos supo a poco, ya que los vimos un poco a lo lejos. Tras subir largas cuestas llenas de piedrecillas y andar sobre la poca nieve que quedaba, llegamos a la cima del Veleta dónde pudimos observar el inmenso paisaje y un poquito más de cerca a uno de los quebrantahuesos que tanta ilusión nos hacia. Tras una corta pero intensa charla con dos mujeres y un hombre que nos encontramos alli arriba, nos dispusimos a bajar de nuevo realizando eses y tratando de no dejarnos las rodillas durante la bajada. Una vez llegamos de vuelta a la ACAneta, donde Sergio nos esperaba, hicimos una pequeña parada delante del monumento de la Virgen de las Nieves, donde tuvimos una pequeña disputa con un hombre que tenia ganas de darnos la chapita. Finalmente, despedimos a nuestro querido Sergio con un abrazo colectivo, que a él ya le tocaba volver a casa para reunirse con su pequeño Hugo.

Nos volvimos a poner dinámicos rumbo al hotel con nuestros temazos y con mucha pena, sabiendo que nunca volveríamos a estar todos juntos en Sierra Nevada. Por último, Pelayo nos sirvió nuestra última cena en el hotel, cenamos, y algunos nos fuimos a duchar y hacer las mochilas, mientras que otros se fueron a dar un último paseito nocturno a la luz de las estrellas de la Alpujarra.

 

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