Aventuras de Otoño en el PN Picos de Europa

El 25 de septiembre empezó la aventura de 6 voluntari@s dispuestos a descubrir los secretos del PN de Picos de Europa. Estos 6 intrépidos venían desde Almería, Alicante, Madrid, Granada o Donosti. Una vez reunidos en la Casa de la Montaña empezaron a hacer piña. Pronto empezaron sus conocimientos del entorno, cuando se encontraron con Rosa, una paisana muy "apañá" que les explicó cómo le había ido el año a sus hortalizas o les hizo recomendaciones culinarias como los tostos de picadillo.

Al día siguiente, estos intrépidos voluntarios acecharon al codirector, y técnico de uso público, del parque, ávidos de saber. De él sacaron información sobre una parte de los ENP de la que no se suele hablar, el ser humano. Aunque, en esta ocasión, éste "mono" les acompañaría ya todo el camino. En la charla, vimos cómo se gestiona las visitas de turistas, montañeros y demás visitantes del parque para minimizar, dentro de lo posible, su impacto.

¡Por la tarde ya sí! Era la hora de acometer nuestra ardua empresa y empezar con los muestreos. El sitio estaba elegido por los "masters" del juego, Mireya y Alejandro, así que el grupo de aventureros se dirigió al desfiladero del Duje a muestrear dos puntos. En el primero, para nuestra sorpresa, salió un odonato a recibirnos. En el segundo, nos recibió la televisión autonómica.

 

Como no puede haber aventura sin animales fantásticos, el viernes 27 subimos a la Montaña del Quebrantahuesos. De la mano de Conchi aprendimos bastante sobre su ecología y su conservación, y después, con Javier, subimos al mirador de la Reina y a los Lagos de Covadonga para ir en busca de este animal. Y la suerte del aventurero quiso que se presentase, y diese varias pasadas encima de nosotros, una hembra adulta. Con un montón de información sobre el programa de reintroducción de esta ave en el Parque Nacional, y, entre una niebla que dio a la bajada un toque épico, volvimos, al albergue, extasiados y contentos, ¡habíamos logrado otro objetivo más!

Por la noche, después de la cena, nos sumamos a la huelga por la emergencia climática, y es que nuestr@s aventurer@s nunca descansan en su afán de mejorar este planeta.

 

Así que con esas ganas, al día siguiente, se encaminaron a la Casa de la Cultura de Cangas de Onís, a predicar todos sus conocimientos a las gentes del lugar. Allí hablaros de calidad del agua, bioindicadores, plagas, cambio climático, etcétera.

Por la tarde, volvimos al último punto del Duje, finalizando, el primero, de los tres ríos que teníamos que muestrear. Una de las muchas hazañas que consiguieron nuestr@s intrépid@s voluntari@s.

Como en todas las grandes aventuras siempre aparece un gran sabio mago, estudioso de la naturaleza y quien da la clave de todas las preguntas y dudas que aparecen en el camino, y ya que nuestra aventura es una gran aventura, nuestr2s queridos aventurer@s se encaminaron a la Sierra de Cuera en busca de un poderoso mago, llamado Xuan. Con él atisbamos los secretos de los ecosistemas silvopastoriles, en el intento de desentrañar cómo funcionaba la ecuación si metíamos la incógnita “mono” del que ya habíamos hablado en una aventura anterior.

Tras una mañana exhausta, buscamos refugio en una posada cercana, para alimentar nuestros cuerpos y espíritus, con comida de la zona. A la tarde, y antes de volver a nuestra guarida, paseamos por el valle de Viango.

 

Una vez explorada la parte asturiana, el grupo de aventurer@s emprendió el viaje desde Avin hasta Cordiñanes. Y como los viajes son muy largos, nuestr@s protagonistas tuvieron tiempo de muestrear los dos primeros puntos del Sella, en el mismo cañon del Sella. ¡Otro nuevo río que sumábamos a la aventura!

Por la tarde llegamos a nuestra nueva guarida, El Tombo. Allí, entre grandes cortados, fantásticas montañas, y dos sabias brujas que nos cuidaron con su amabilidad y sus pócimas y “jerbidos”, empezamos a preparar las actividades de educación ambiental con la que deleitar a l@s niñ@s de Posada de Valdeón y Oseja de Sajambre, ¡y a descansar para todas las aventuras que nos esperaban al día siguiente en ese magnífico paisaje!

Al día siguiente, de la mano de un explorador del terreno como Larry, fuimos a descubrir cómo vivían los antiguos pobladores del valle de Valdeón, sus leyes, sus quehaceres, sus dificultades… y, por supuesto, su relación con la naturaleza. Esta relación, que dio al valle una gran biodiversidad pero que, también, luchó contra un gran depredador como el lobo.

Por supuesto, aunque nuestr@s aventurer@s buscasen respuestas en la naturaleza, no perdían de vista su principal empresa, y por la tarde se enfundaron los vadeadores para realizar dos puntos de muestreos en el Cares.

No se olvidaban ni de su empresa, ni de l@s pequeñ@s habitantes que pueblan el valle. Así que el 2 de octubre se dirigieron al colegio de Posada de Valdeón para pasar la mañana con un@s duendecill@s. Allí jugaron con macroinveretebrados, parques nacionales, cambio climático, y un sinfín de conceptos importantes para la conservación de los espacios naturales.

Agotados por los más pequeños, se dirigieron a realizar el último punto sobre el río Cares. Y ya, para relajarnos, fuimos a deleitarnos al mirador de Pandetrave.

Se acercaba el final de la aventura, y nuest@s voluntari@s querían más, así que nos fuimos de visita al colegio de Oseja de Sajambre, para volver a hablar con otr@s duencecill@s sobre la relación que tenemos con la naturaleza y qué podemos hacer para conservarla, y jugar con ellos toda la mañana.

Después de reponer fuerzas en un prado con unas vistas maravillosas, nuestr@s intrépid@s voluntari@s se dirigieron a realizar un punto de muestreo del Sella. Pero este punto no era uno cualquiera, ¡era el último punto de la aventura! Ya de vuelta, se estuvieron deleitando con las vistas en cada mirador que se encontraban por el camino.

Ya por la noche, tan ávidos estaban nuestr@s aventurer@s de aventuras, que se lanzaron a una excursión nocturna, en ella, aparte de ver sapos y estrellas, oímos ¡a los venados en la berrea y a los lobos aullar en las montañas! Un final mágico para esta aventura.

El último día, nos adentramos en las profundidades de las montañas a través de la garganta del Cares, donde disfrutamos de un agradable paseo y unas vistas maravillosas.

Y como toda aventura tiene un fin, el 5 de octubre recogimos nuestros bártulos y petates y volvimos cada mochuelo a su olivo… ¡espera! ¡No! ¡Que dos intrépidas voluntarias se quedaron para vivir más aventuras! A saber que las espera por allí...